jueves, 26 de junio de 2014

Violencia y poder en La paz perpetua


La última obra que vamos a estudiar es La paz perpetua de Juan Mayorga se estrenó en el teatro María Guerrero el 24 de abril de 2008.

Esta obra trata de tres perros que compiten para obtener el codiciado puesto de buscador antiterrorista de élite. Muchas cualidades entran en juego para obtenerlo: fuerza, lógica, sensibilidad…

En realidad esta obra es una reflexión sobre el tema del terrorismo y la paz a través de los ojos de los perros.
 
http://dialogospoliticos.wordpress.com/2008/10/31/cupula-ibero-americana-divulga-comunicado-condenando-o-terrorismo/
 

 

Los perros se llaman Odín, Emmanuel y John-John. Tienen que someterse a una seria de pruebas para entrar en un equipo de lucha antiterrorista: prueba que mide la capacidad olfativa, prueba psicotécnica y una entrevista. Otro perro hace las pruebas, se llama Casius, viejo héroe en la lucha antiterrorista. La que le ayuda es una mujer a la que llaman Ser Humano.

Los perros tienen motivaciones diferentes y sus perfiles psicológicos son también muy distintos.

 

Odín es un tipo duro, no tiene ideología y sin sentimientos. Padeció una vida muy difícil. Lo que lo distingue de los otros es su capacidad olfativa.

John-John es un perro policía formado en una escuela de entrenamiento. Tiene perfecta forma física

No se hace preguntas ni relativiza nada.

Emmanuel fue maltratado por un amo, después se convirtió en perro guía para una mujer, Isabel que le enseñó filosofía. Lo que le motiva para entrar en la brigada es que Isabel murió víctima del estallido de una bomba colocada por terroristas.

 

El humano está desde algunos años está sometido a un daño que cada vez más toma importancia, el terrorismo. Así vemos el poder de la fuerza, de las armas, de la voluntad de provocar daño. Esta obra recuerda que siempre vivimos con la inseguridad, en un ambiente de poder y violencia.

 

El poder y la violencia dominan nuestro mundo con personas siempre dispuestas a imponer su ley, su modo de reflexionar, su religión… con el medio de las armas, del fuego…

Poder y violencia en Los ninos perdidos


Hoy, vamos a estudiar la obra de Laila Ripoll que se titula Los niños perdidos.
http://www.madridteatro.eu/index.php?option=com_content&view=article&id=393:los-ninos-perdidos&catid=63:informacion&Itemid=18
 

Esta obra trata de la vida de niños en un desván de un orfanato en el contexto de la Guerra Civil española, más bien en la postguerra en el que padecen miedo. Se enfrentan muy a menudo el mundo de los niños al mundo de los adultos. Son cuatro huérfanos: Lázaro, Tuso, Cucachica y Marqués y están escondidos de  una monja ciega que se llama Sor (en realidad es Tuso). Toda la historia son diálogos entre los niños pero al final nos damos cuenta de que todo eso es un recuerdo de Tuso que cuento lo que pasó. Tuso es el único vivo y cuenta que mató a la monja Sor tirándola por las escaleras porque ella había matado a Cucachica y también a Lázaro y Marqués dándoles una paliza. Esos niños tuvieron padres republicanos.

Trataremos de nuestros dos temas: la violencia y el poder.

 

Primero, nos situamos en un periodo histórico marcado por el poder y la violencia, la época de la guerra civil española. La llegada del franquismo tuvo consecuencias para los niños, se les metían en orfanatos con un modo de vida reglamentado, sin libertad.

La violencia se refleja a través de los niños que padecen violencia psicológica sobre todo  los más débiles como en el caso de Cucachica, el más pequeño y sensible de los niños. Padecen el miedo diario con la Sor que puede representar a Franco para España así que el hambre.

Además todos los niños han muerto a causa de violencias excepto Tuso.

Algunos niños también recuerdan paisajes de desolación sangrientos cuando no estaban encerrados.

Al final,  casi todos los niños fueron víctimas de la guerra. Así vemos el poder de algunas personas sobre otras, personas que pueden sembrar terror y desolación.

Toda esta obra está envuelta por la inocencia, ya que son niños, y acentúa lo dramático de la obra.

Violencia y poder en Bodas de sangre


Vamos a hablar hoy del poder y de la violencia en la obra de Federico García Lorca, Bodas de sangre.

 

En efecto, encontramos en esta obra estos dos temas que son omnipresentes.

 

Trataremos del poder primero.

Bodas de sangre cuenta la historia de un novio y una novia que van a casarse pronto. Pero es un matrimonio por interés. El padre de la novia y la madre del novio ven en este matrimonio un interés económico. Así vemos el poder de la familia. Federico García Lorca se inspira mucho de su región natal para escribir esta obra. El poder de la familia está por encima de todo y sobre todo de los hombres de la familia.

En el caso de la Novia, es su padre la figura preponderante y el que manda.

En cuanto al Novio, su madre encarna el poder de la familia ya que queda solamente ella, ya que los hombres de la familia han muerto. Podemos ver además que le da indicaciones de cómo comportarse con su mujer, como si ella fuera su padre: “Con tu mujer procura estar cariñoso, y si la notas infautada o arisca, hazle una caricia que la produzca un poco de daño, un abrazo fuerte, un mordisco y luego un beso suave. Que ella no pueda disgustarse, pero que sienta que tú eres el macho, el amo, el que mandas. Así aprendí de tu padre. Y como no lo tienes, tengo que ser yo la que te enseñé estas fortalezas.”

Claro que no vemos ningún cambio. Podríamos imaginarnos que como es mujer, le podría dar consejos a favor de la novia pero no, la tradición de los hombres por encima de las mujeres persiste.

 

Por otra parte, encontramos en esta obra el poder de la pasión. Aunque sea un matrimonio forzado, la pasión es la que lo vence todo. La Novia, que sabe que tiene que casarse, no puede resistir al amor por Leonardo y acaba huyendo con él.

 

 

En cuanto a la violencia, vemos primero que los objetos son lo que llama primero la atención.

 

La navaja y el cuchillo son omnipresentes.

Remiten por supuesto a la violencia: a la violencia de la familia de los Félix hacia la familia de la madre, la violencia al final de la obra en el que el novio y Leonardo acaban por matarse.

Se nota una cierta obsesión de la madre por las navajas, y siempre cuando está presente en una escena vuelve a hablar de las navajas, la navaja que mató a su  marido a quien amaba tanto, la navaja que mató a uno de sus hijos, y la navaja que matará a su último hijo. Ya en la primera escena, vemos que es un objeto importante ya que la obra empieza con la historia de la navaja:

“Novio Déjalo. Comeré uvas. Dame la navaja”

[…]

Madre la navaja, la navaja… malditas sean todas y el bribón que las inventó.

[…]

Madre Y las escopetas, y las pistolas, y el cuchillo pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era”.

 

 

La frustración también es fuente de violencia. El no poder alcanzar sus deseos da paso a la venganza, la desobediencia. Lo podemos ver cuando el Novio se da cuenta de la desaparición de la Novia su único pensamiento es la venganza. Pero está todavía más claro con el caso de Leonardo que al no poder casarse con Leonor a causa de su linaje, está listo para pelearse, pase lo que pase su pasión está por encima de todo. El destino trágico se encargará de acabar con él.