Vamos a hablar hoy del poder y de la
violencia en la obra de Federico García Lorca, Bodas de sangre.
En efecto, encontramos en esta obra estos dos
temas que son omnipresentes.
Trataremos del poder primero.
Bodas de sangre cuenta la historia de un
novio y una novia que van a casarse pronto. Pero es un matrimonio por interés.
El padre de la novia y la madre del novio ven en este matrimonio un interés
económico. Así vemos el poder de la familia. Federico García Lorca se inspira
mucho de su región natal para escribir esta obra. El poder de la familia está
por encima de todo y sobre todo de los hombres de la familia.
En el caso de la Novia, es su padre la figura
preponderante y el que manda.
En cuanto al Novio, su madre encarna el poder
de la familia ya que queda solamente ella, ya que los hombres de la familia han
muerto. Podemos ver además que le da indicaciones de cómo comportarse con su
mujer, como si ella fuera su padre: “Con tu mujer procura estar cariñoso, y si
la notas infautada o arisca, hazle una caricia que la produzca un poco de daño,
un abrazo fuerte, un mordisco y luego un beso suave. Que ella no pueda
disgustarse, pero que sienta que tú eres el macho, el amo, el que mandas. Así
aprendí de tu padre. Y como no lo tienes, tengo que ser yo la que te enseñé
estas fortalezas.”
Claro que no vemos ningún cambio. Podríamos
imaginarnos que como es mujer, le podría dar consejos a favor de la novia pero
no, la tradición de los hombres por encima de las mujeres persiste.
Por otra parte, encontramos en esta obra el
poder de la pasión. Aunque sea un matrimonio forzado, la pasión es la que lo
vence todo. La Novia, que sabe que tiene que casarse, no puede resistir al amor
por Leonardo y acaba huyendo con él.
En cuanto a la violencia, vemos primero que
los objetos son lo que llama primero la atención.
La navaja y el cuchillo son omnipresentes.
Remiten por supuesto a la violencia: a la violencia
de la familia de los Félix hacia la familia de la madre, la violencia al final
de la obra en el que el novio y Leonardo acaban por matarse.
Se nota una cierta obsesión de la madre por
las navajas, y siempre cuando está presente en una escena vuelve a hablar de
las navajas, la navaja que mató a su
marido a quien amaba tanto, la navaja que mató a uno de sus hijos, y la
navaja que matará a su último hijo. Ya en la primera escena, vemos que es un
objeto importante ya que la obra empieza con la historia de la navaja:
“Novio Déjalo. Comeré uvas. Dame la navaja”
[…]
Madre la navaja, la navaja… malditas sean
todas y el bribón que las inventó.
[…]
Madre Y las escopetas, y las pistolas, y el
cuchillo pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era”.
La
frustración también es fuente de violencia. El no poder alcanzar sus deseos da paso
a la venganza, la desobediencia. Lo podemos ver cuando el Novio se da cuenta de
la desaparición de la Novia su único pensamiento es la venganza. Pero está
todavía más claro con el caso de Leonardo que al no poder casarse con Leonor a
causa de su linaje, está listo para pelearse, pase lo que pase su pasión está
por encima de todo. El destino trágico se encargará de acabar con él.
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