sábado, 3 de mayo de 2014

El Payo de la carta


http://www.gofioycabra.com/ay-que-boberia/
 
 
Leyendo esta obra, un episodio en particular me hizo pensar en La Dama Boba, de Lope de Vega (1614).

Aunque ambas obras no sean de la misma época, encontré similitudes. Podemos empezar diciendo que las dos obras tienen un carácter cómico omnipresente (más en El Payo de la carta, quizás debido a que sea más corta).

 

Vi en las dos obras una cierta crítica: en El Payo de la carta se trata de una oposición ciudad frente al campo con payos andaluces que tienen su habla y en La Dama boba una crítica del lugar de la mujer en la sociedad y sobre todo su intelecto.

 

Para recordar, La Dama Boba cuenta la historia de dos hermanas de buena familia que están a punto de casarse: se llaman Nise, discreta y a quien le gusta la literatura, y Finea, una chica boba que encontrará el intelecto con el amor.

 

Bartolo y Finea son dos personajes los que para mí tienen muchos rasgos en común: no saben leer, no son discretos, les gusta mucho hablar…

 

Ahora, voy a hablar de un extracto en particular:

 

Graciosa. Cabalmente aquí tenía

                  por casualidad en la mesa

                  la tragedia que decís.

                  Haremos un paso de ella.

                  Usted póngase de pies;

                  y, con la presencia recta,

                  haga lo que yo diré,

                  para ver cómo le pega

                  (Pónese Bartolo en figura ridícula. La Gra-

                  Ciosa representa con afectos; y el la quiere

                  Imitar.)

 

Bartolo.   Eche usted por esa boca.

Graciosa. Escuche y atención tenga.

Bartolo.   Escuche y atención tenga.

Graciosa. ¡Que no he empezado, salvaje!

                  ¡Habráse visto tal bestia!

Bartolo.   ¡Que no he empezado, salvaje!

                  ¡Habráse visto tal bestia!

Graciosa. Aguarda, que ahora comienzo,

                  y seguirás.

Bartolo.   ¡Vaya de ésta!

Graciosa. <El hórrido furor que inexorable

                  fué momento infeliz de mi destino,

                  es hoy de mi desgracia el sanguinario

                  instrumento fatal que se previno.>

                    Ahora dígalos despacio,

                  estos versos que yo he dicho,

                  con seriedad.

Bartolo.    Allá voy.

                  No me acuerdo del principio.

Graciosa. ¿Ahora estamos ahí?

                  Pues vaya; diga conmigo:

                  El hórrido furor que inexorable…

Bartolo.   El jocico furor que perdurable…

Graciosa. Fué momento infeliz de mi destino…

Bartolo.   Fué comiendo con Félix el pepino…

Graciosa. Es hoy de mi desgracia el sanguinario…

Bartolo.   Es hoy con linda gracia el luminario…

Graciosa. Instrumento fatal que se previno…

Bartolo.   Según muerto está ya, que traigan vino.

Graciosa. Grandemente; grandemente.

Bartolo.   Yo tengo buena memoria,

                  y no se me olvidará:

                  <El jocico feroz que perdurable

                  fué comiendo con Félix el pepino,

                  es hoy con linda gracia el luminario

                  según muerto está ya, que traigan vino.>

                  Como soy, que de esta hecha

                  Salgo el mejor trageriante

                  que hay en todas las tragerias.

 

Y el de La Dama Boba:

 

RUFINO: Ésta es “k”. Los españoles

             no la solemos poner

en nuestra lengua jamás.

Úsanla mucho alemanes

y flamencos.

FINEA: Qué galanes

van todos éstos detrás!

             RUFINO: Éstas son letras también.

FINEA: ¿Tantas hay?

RUFINO: Veintitrés son.

FINEA: Ahora vaya de lición;

que yo la diré muy bien.

RUFINO: ¿Qué es ésta?

FINEA: Aquésta no sé.

            RUFINO: ¿Y ésta?

FINEA: No sé qué responda.

RUFINO: ¿Y ésta?

FINEA: ¿Cuál? ¿Ésta, redonda?

¡Letra!

RUFINO: ¡Bien!

FINEA: ¿Luego, acerté?

RUFINO: ¡Linda bestia!

FINEA: ¡Así, así!

Bestia, ¡por Dios!, se llamaba;

            pero no se me acordaba.

RUFINO: Ésta es erre, y ésta es i.

FINEA: Pues, ¿si tú lo traes errado...?

NISE: (¡Con qué pesadumbre están!) Aparte

RUFINO: Di aquí: b, a, n; ban.

            FINEA: ¿Dónde vas?

RUFINO: ¡Gentil cuidado!

 

FINEA: ¿Que se van, no me decías?

RUFINO: Letras son. ¡Míralas bien!

FINEA: Ya miro.

RUFINO: B, e, n; ven.

FINEA: ¿Adónde?

RUFINO: ¡Adónde en mis días

            no te vuelva más a ver!

FINEA: ¿Ven, no dices? Pues ya voy.

RUFINO: ¡Perdiendo el jüicio estoy!

 

Lo que me llamó primero la atención es que tanto a Bartolo como a Finea, se les llama “bestia”. Quizás por la falta de inteligencia y omnipresencia de bobería.

 

Los dos reciben “clases”: Finea clases para aprender a leer empezando con el alfabeto y Bartolo con la Graciosa que se improvisa maestra de teatro.

Y los dos, tanto Finea como Bartolo proporcionan la comicidad de la obra. Bartolo intenta repetir después de la Graciosa pero dice totalmente otra cosa y además son frases que no tienen sentido. En estas frases se ve muy bien el drama de la vida corporal y el costumbrismo. Y en cuanto a Finea, repite después de su maestro las letras del alfabeto, pudiendo pensar en que una letra se pueda llamar “bestia”.

Los dos piensan hacerlo muy bien: Finea piensa decir bien las letras y comprender lo que dice el maestro mientras que éste solamente deletrea palabras y elle le contesta. Y en cuanto a Bartolo, piensa decir muy bien las frases de la obra de teatro.

 

Para terminar con estas semejanzas, podemos añadir que en las dos obras se encuentra algo literario: siempre lo intelectual frente a la ignorancia. Nise puede representar el lado culto de La Dama Boba, y la Graciosa con su tragedia del Mitrídates lo representa en El Payo de la carta.

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